lunes, 12 de mayo de 2014

Por una esquina digna

Me llamo Victoria Arias, pero puedes llamarme La Putónoma. Podría tener nombres mucho más sugerentes, como Cherry Boom Boom, Carla Deluxe...o Queen Escarlata si nos ponemos literarios. Pero soy pragmática y estoy harta de la hipocresía que tiñe de invisible mi profesión.
Soy autónoma, de profesión puta. Profesional del sexo. Prostituta. Trabajadora sexual.
No víctima. No explotada. No criminal.
Ahí no me jodas.


prostituto, ta. (del latín prostitūtus): Persona que mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero.
trata. (De tratar, comerciar):  f. Tráfico que consiste en vender seres humanos como esclavos.
~ de blancas:  f. Tráfico de mujeres, que consiste en atraerlas a los centros de prostitución para especular con ellas.

Los delitos relativos a la prostitución y la corrupción de menores están recogidos en el Capítulo V del Título VIII del Código Penal. En ellos se ve que la prostitución en España no es ilegal, siempre y cuando sea ejercida por una persona adulta y por voluntad propia. Pero tampoco es legal. Las prostitutas están envueltas en un vacío, privadas de todo derecho civil y social. Alegales.

La mayoría de ciudades en España sancionan el ejercicio de la prostitución en la calle con multas a las prostitutas o a sus clientes (Madrid, Valencia,  Castellón, Barcelona o Málaga son algunos ejemplos), y la nueva Ley de “Seguridad Ciudadana” hace más de lo mismo.
Pero la realidad es que estas multas todo lo que consiguen es trasladar el escenario a otra parte, a lugares menos visibles y lejos de núcleos urbanos, en detrimento de la seguridad de las trabajadoras. Porque ellas siguen trabajando, peor, más escondidas.

Mantener la prostitución como algo no legal, obliga a las trabajadoras sexuales a ejercer en un ambiente laboral criminalizado, lo que sólo aumenta las amenazas de violencia y abuso para ellas, fomenta el estigma social que las rodea, la segregación racial y de género, y condiciones laborales pésimas: salarios bajísimos, ausencia de derechos de sindicación y de huelga, de períodos legales de vacaciones, de subsidio de desempleo...
La continuada alegalidad de la prostitución no hace más que obstaculizar cualquier esfuerzo por la dignidad y respeto de las prostitutas.

“Ya tenemos leyes contra la violación y asalto en este país. No necesito una ley contra la compra de sexo para ayudarme. Lo que necesito es sentir que las mismas leyes que protegen a todos los demás también a mí me protegen. Si yo soy agredida en el trabajo, quiero ser capaz de ir a la policía y denunciar el delito. Tratar la compra de sexo como el problema minimiza mis experiencias como víctima de asalto sexual.” (Celine Bisette, en su artículo “La vida real de una trabajadora sexual”).

Las personas abolicionistas consideran que no debe existir ningún tipo de regulación, y entienden la prostitución como el sometimiento del hombre y la sociedad patriarcal a la mujer mediante el sexo. Consideran que el Estado debe dirigir todos sus esfuerzos a erradicar la prostitución.

Lo cierto es que vivimos en una sociedad patriarcal, pero en una visión de una sociedad más justa no se pueden negar derechos y garantías sociales a ciertas personas. No se puede abolir a un colectivo y a una profesión que resulta, a algunos, incómoda del sistema legal y económico de un país.


La verdadera cuestión a la que enfrentarse es cómo expandir las oportunidades para las trabajadoras sexuales, cómo incrementar la humanidad inherente a su trabajo y cómo garantizar que las trabajadoras de todo tipo sean tratadas con dignidad.

2 comentarios:

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    1. Yo me llamo Puta, así, sencillamente Puta.

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